Editorial Gente Nueva.-
“La edad de oro”
José Martí.-
Este libro está formado con los cuatro números de la revista “La Edad de Oro” que Martí escribió para los niños de América.- La revista se publicó en Nueva York, en los meses de julio, agosto, septiembre y octubre del año 1889.- Los grabados son reproducción de los originales de la revista.-
Esta edición reproduce la realizada por el Ministerio de Educación del Gobierno Revolucionario en 1959 “Año de la Liberación” .- Editorial Gente Nueva, Palacio del Segundo Cabo, O’Reilly Nº 4 esquina a Tacón, Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba.-
El Camarón Encantado.-
(Cuento de magia del francés Laboulaye).-
Allá por un pueblo del mar Báltico, del lado de Rusia, vivía el pobre Loppi, en un casuco viejo, sin más compañía que su hacha y su mujer.- El hacha ¡bueno! ; pero la mujer se llamaba Masicas, que quiere decir “fresa agria”.- Y era agria Masicas de veras, como la fresa silvestre.- ¡Vaya un nombre: Masicas! Ella nunca se enojaba, por supuesto, cuando le hacían el gusto, o no la contradecían; pero si se quedaba sin el capricho, era de irse a los bosques por no oírla.- Se estaba callada de la mañana a la noche, preparando el regaño, mientras Loppi andaba afuera con el hacha, corta que corta, buscando el pan: y en cuanto entraba Loppi, no paraba de regañarlo, de la noche a la mañana,- Porque estaban muy pobres, y cuando la gente no es buena, la pobreza los pone de mal humor.- De veras que era pobre la casa de Loppi: las arañas no hacían telas en sus rincones porque no había allí moscas que coger, y dos ratones que entraron extraviados, se murieron de hambre.-
Un día estuvo Masicas más buscapleitos que de costumbre, y el buen leñador salió de la casa suspirando, con el morral vacío al hombro; el morral de cuero, donde echaba el pico de pan, o la col, o las papas que le daban de limosna.- Era muy de mañanita , y al pasar cerca de un charco vio en la yerba húmeda uno que le pareció animal raro y negruzco, de muchas bocas, como muerto o dormido.- Era grande por cierto; era un enorme camarón.- “’Al saco el camarón!: con esta cena le vuelve el juicio a esa hambrona de Masicas; ¿quién sabe lo que dice cuando tiene hambre?” Y echó el camarón en el saco.-
Pero ¿qué tiene Loppi, que da un salto atrás, que le tiembla la barba, que se pone pálido? Del fondo del saco salió una voz tristísima: el camarón le estaba hablando:
-Párate, amigo, párate, y déjame ir.- Yo soy el más viejo de los camarones: más de un siglo tengo yo: ¿qué vas a hacer con este carapacho duro? Sé bueno conmigo, como tú quieres que sean buenos contigo.-
-Perdóname, camaroncito, que yo te dejaría ir; pero mi mujer está esperando su cena, y si le digo que encontré el camarón mayor del mundo, y que lo dejé escapar, esta noche sé yo a lo que suena un palo de escoba cuando se lo rompe su mujer a uno en las costillas.-
-Y ¿porqué se lo has de decir a tu mujer?
-¿Ay, camaroncito! : eso me dices tú porque no sabes quién es Masicas.- Masicas es una gran persona, que lo lleva a uno por la nariz, y uno se deja llevar: Masicas me vuelve del revés, y me saca todo lo que tengo en el corazón: Masicas sabe mucho.-
-Pues mira, leñador, que yo no soy camarón como parezco, sino una maga de mucho poder, y si me oyes, tu mujer se contentará, y si no me oyes, toda la vida te has de arrepentir.-
- Tú contenta a Masicas, y yo te dejaré ir, que por gusto a nadie le hago daño.-
-Dime qué pescado le gusta más a tu mujer.-
-Pues el que haya, camarón, que los pobres no escogen: lo que has de hacer es que no vuelva yo con el morral vacío.-
Pues ponme en la yerba, mete en el charco tu morral abierto, y di: “¡Peces, al morral !”
Y tantos peces entraron en el morral que casi se le iba a Loppi de las manos.- Las manos le bailaban a Loppi del asombro.-
-Ya ves, leñador, -le dijo el camarón- que no soy desagradecido: Ven acá todas las mañanas, y en cuanto digas: “¡Al morral, peces!” tendrás el morral lleno, de los peces colorados, de los peces de plata, de los peces amarillos.- Y si quieres algo más, ven y dime así:
“Camaroncito duro,
sácame del apuro”
y yo saldré, y veré lo que puedo hacer por ti.- Pero mira, ten juicio, y no le digas a tu mujer lo que ha sucedido hoy.-
-Probaré, señora maga, probaré -dijo el leñador; y puso en la yerba con mucho cuidado el camarón milagroso, que se metió de un salto en el agua.-
Iba como la pluma Loppi, de vuelta a su casa.- El morral no le pesaba, pero lo puso en el suelo antes de llegar a la puerta, porque ya no podía más de la curiosidad.- Y empezaron los peces a saltar, primero un lucio como de una vara, luego una carpa, radiante como el oro, luego dos truchas, un mundo de meros.- Masicas abrazó a Loppi, y lo volvió a abrazar, y le dijo: “leñadorcito mío!” .-
-Ya ves, ya ves, Loppi, lo que nos sucede por haber oído a tu mujer y salir temprano a buscar fortuna.- Anda a la huerta, anda, y tráeme unas setas: anda, anda al monte, leñadorcito, que te voy a hacer una sopa que no la come el rey.- Y la carpa la asaremos: ni un regidor va a comer mejor que nosotros.-
Y fue muy buena por cierto la comida, porque Masicas no hacía sino lo que quería Loppi, y Loppi estaba pensando en cuando la conoció, que era como una rosa fina, y no le hablaba del miedo.- Pero al otro día no le hizo Masicas tantas fiestas al morral de pescados.- Y al otro, se puso a hablar sola.- Y el sábado, le sacó la lengua en cuanto lo vio venir.- Y el domingo, se le fue encima a Loppi, que volvía con su morral a cuestas.-
-¡Mal marido, mal hombre, mal compañero! ¡que me vas a matar a pescado! ¡que de verte el morral me da el alma vueltas!
-Y ¿qué quieres que te traiga, pues?- dijo el pobre Loppi.-
-Pues lo que comen todas las mujeres de los leñadores honrados: una sopa buena y un trozo de tocino.-
“Con tal, pensó Loppi, que la maga me quiera hacer este favor”.-
Y al otro día a la mañanita fue al charco, y se puso a dar voces:
Camaroncito duro,
Sácame del apuro:
Y el agua se movió, y salió una boca negra, y luego otra boca, y luego la cabeza, con dos ojos grandes que resplandecía.-
-¿Qué quiere el leñador?
-Para mí, nada; nada para mí, camaroncito: ¿qué he de querer yo? Pero ya mi mujer se cansó del pescado, y quiere ahora sopa y un trozo de tocino.-
-Pues tendrá lo que quiere tu mujer -respondió el camarón
Al sentarse esta noche a la mesa dale tres golpes con el dedo meñique, y di a cada golpe: “¡Sopa, aparece: aparece tocino!” Y verás que aparecen.- Pero ten cuidado, leñador, que si tu mujer empieza a pedir, no va a acabar nunca.-
-Probaré, señora maga, probaré- dijo Loppi, suspirando.-
Como una ardilla, como una paloma, como un cordero estuvo al otro día en la mesa Masicas, que comió sopa dos veces, y tocino tres, y luego abrazó a Loppi, y lo llamó: “Loppi de mi corazón”.-
Pero a la semana justa, en cuanto vio en la mesa el tocino y la sopa, se puso colorada de la ira, y le dijo a Loppi con los puños alzados:
-¿Hasta cuándo me has de atormentar, mal marido, mal compañero, mal hombre? ¿qué una mujer como yo ha de vivir con caldo y manteca?
- Pero ¿qué quieres, amor mío, qué quieres?
Pues quiero una buena comida, mal marido: un ganso asado y unos pasteles para postres.-
En toda la noche no cerró Loppi los ojos, pensando en el amanecer, y en los puños alzados de Masicas, que le parecieron un ganso cada uno.- y a paso de moribundo se fue arrimando al charco a los claros del día.- Y las voces que daba parecían hilos, por lo tristes, por lo delgadas:
Camaroncito duro,
Sácame del apuro.-
-¿Qué quiere el leñador?
-Para mí, nada: ¿qué he de querer yo? Pero ya mi mujer se está cansando del tocino y la sopa.- Yo no, yo no me canso, señora maga.- Pero mi mujer se ha cansado y quiere algo ligero, así como un gansito asado, así como unos pastelitos.-
-Pues vuélvete a tu casa, leñador, y no tienes que venir cuando tu mujer quiera cambiar de comida, sino pedírselo a la mesa, que yo le mandaré a la mesa que se lo sirva.-
En un salto llegó Loppi a su casa, e iba riendo por el camino y tirando por el aire el sombrero.- Llena estaba ya la mesa de platos, cuando él llegó, con cucharas de hierro, y tenedores de tres puntas, y una jarra de estaño; y el ganso con papas, y un pudín de ciruelas.- Hasta un frasco de anisete había en la mesa, con su forro de paja.-
Pero Masicas estaba pensativa.- Y a Loppi ¿quién le daba todo aquello? Ella quería saber: -“¡Dímelo, Loppi!” Y Loppi se lo dijo, cuando ya no quedaba del anisete más que el forro de paja, y estaba Masicas más dulce que el anís.- Pero ella prometió no decírselo a nadie: no había una vecina en doce leguas a la redonda.-
A los pocos días, una tarde que Masicas había estado muy melosa, le contó a Loppi muchos cuentos y acabó así el discurso:
-Pero, Loppi mío, ya tú no piensas en tu mujercita: comer, es verdad, come mejor que la reina; pero tu mujercita anda en trapos, Loppi, como la mujer de un pordiosero.- Anda, Loppi, anda, que la maga no te tendrá a mal que quieras vestir bien a tu mujercita.-
A Loppi le pareció que Masicas tenía mucha razón, y que no estaba bien sentarse a aquella mesa de lujo con el vestido tan pobre.- Pero la voz se le resistía cuando a la mañanita llamó al camarón encantado:
Camaroncito duro,
Sácame del apuro.-
El camarón entero sacó el cuerpo del agua:
-¿Qué quiere el leñador?
-Para mí, nada; ¿qué puedo yo querer? Pero mi mujer está triste, señora maga, porque se ve tan mal vestida, y quiere que su señoría me dé poder para tenerla con traje de señora.-
El camarón se echó a reír, y estuvo riendo un rato, y luego dijo a Loppi: -“Vuélvete a casa, leñador, que tu mujer tendrá lo que desea”.-
-¡Oh, señor camarón! ¡oh, señora maga! ¡déjeme que le bese la patica izquierda, la que está de lado del corazón! ¡déjeme que se la bese!
Y se fue cantando un canto que le había oído a un pájaro dorado que le daba vueltas a una rosa: y cuando entró a su casa vio a una bella señora, y la saludó hasta los pies: y la señora se echó a reír, porque era Masicas, su linda Masicas, que estaba como un sol de la hermosura.- Y se tomaron los dos de la mano, y bailaron en redondo, y se pusieron a dar brincos.-
A los pocos días Masicas estaba pálida, como quien no duerme, y con los ojos colorados, como de mucho llorar.- “Y dime, Loppi”, le decía una tarde, con un pañuelo de encaje en la mano: “¿de qué me sirve tener tan buen vestido sin un espejo donde mirarme, ni una vecina que me pueda ver, ni más casa que este casuco? Loppi dile a la maga que esto no puede ser” Y lloraba Masicas, y se secaba los ojos colorados con su pañuelo de encaje: “Dile, Loppi, a la maga que me dé un castillo hermoso, y no le pediré nada más”.-
-¡Masicas, tú estás loca! Tira de la cuerda y se reventará.- Conténtate, mujer, con lo que tienes, que si no , la maga te castigará por ambiciosa.-
-¡ Loppi, nunca serás más que un zascandil! ¡El que habla con miedo se queda sin lo que desea! Háblale a la maga como un hombre.- Háblale, que yo estoy aquí para lo que suceda.-
Y el pobre Loppi volvió al charco, como con piernas postizas.- Iba temblando todo él.- ¿Y si el camarón se cansaba de tanto pedirle, y le quitaba cuanto le dio? ¿Y si Masicas lo dejaba sin pelo si volvía sin el castillo? Llamó muy quedito:
Camaroncito duro,
Sácame del apuro.-
-¿Qué quiere el leñador?- dijo el camarón, saliendo del agua poco a poco.-
-Nada para mí: ¿qué más podría yo querer? Pero mi mujer no está contenta y me tiene en tortura, señora maga, con tantos deseos.-
-¿Y qué quiere la señora, que ya no va a parar de querer?
-Pues una casa, señora maga, un castillito, un castillo.- Quiere ser princesa del castillo, y no volverá a pedir nada más.-
-Leñador- dijo el camarón, con una voz que Loppi no le conocía: -tu mujer tendrá lo que desea- Y desapareció en el agua de repente.-
A Loppi le costó mucho trabajo llegar a su casa, porque estaba cambiado todo el país, y en vez de matorrales había ganados y siembras hermosas, y en medio de todo una casa muy rica con un jardín lleno de flores.- Una princesa bajó a saludarlo a la puerta del jardín, con un vestido de plata.- Y la princesa le dio la mano.- Era Masicas: “Ahora si, Loppi, que soy dichosa.- Eres muy bueno, Loppi.- La maga es muy buena” .- Y Loppi se echó a llorar de alegría.-
Vivía Masicas con todo el lujo de su señoría.- Los barones y las baronesas se disputaban el honor de visitarla: el gobernador no daba orden sin saber si le parecía bien: no había en todo el país quien tuviera un castillo más opulento, ni coches con más oro, ni caballos mas finos.- Sus vacas eran inglesas, sus perros de San Bernardo, sus gallinas de Guinea, sus faisanes de Terán, sus cabras eran suizas.- ¿Qué le faltaba a Masicas, que estaba siempre tan llena de pesar? Se lo dijo a Loppi, apoyando en su hombro la cabeza.- Masicas quería algo más.- Quería ser reina Masicas: “¿No ves que para reina he nacido yo? ¿No ves, Loppi mío, que tú mismo me das siempre la razón aunque eres más terco que una mula? Ya no puedo esperar, Loppi.- Dile a la maga que quiero ser reina”.-
Loppi no quería ser rey.- Almorzaba bien, comía mejor; ¿a qué los trabajos de mandar a los hombres? Pero cuando Masicas decía a querer, no había más remedio que ir al charco.- Y al charco fue al salir el sol, limpiándose los sudores, y con la sangre a medio helar.- Llegó.- Llamó.-
Camaroncito duro,
Sácame del apuro.-
Vio salir del agua las dos bocas negras.- Oyó que le decía “¿qué quiere el leñador?” pero no tenía fuerzas para dar su recado.- Al fin tartamudeando:
-Para mí, nada: ¿qué pudiera yo pedir? Pero se ha cansado mi mujer de ser princesa.-
-¿Y qué quiere ahora ser la mujer del leñador?
-¡Ay, señora maga! : reina quiere ser.-
-¿Reina no más? Me salvaste la vida, y tu mujer tendrá lo que desea.- ¡Salud, marido de la reina!
Y cuando Loppi volvió a su casa, el castillo era un palacio, y Masicas tenía puesta la corona.- Los lacayos, los pajes, los chambelanes, con sus medias de seda y sus casaquines, iban detrás de la reina Masicas, cargándole la cola.-
Y Loppi almorzó contento, y bebió en copa tallada su anisete más fino, seguro de que Masicas tenía ya cuanto podía tener.- Y dos meses estuvo almorzando pechugas de faisán con vinos olorosos, y paseando por el jardín con su capa de armiño y su sombrero de plumas, hasta que un día vino un chambelán de casaca carmesí con botones de topacio, a decirle que la reina lo quería ver, sentada en su trono de oro.-
-Estoy cansada de ser reina, Loppi.- Estoy cansada de que todos estos hombres me mientan y me adulen.- Quiero gobernar a hombres libres.- Ve a ver a la maga por última vez.- Ve: dile lo que quiero.-
-Pero ¿qué quieres entonces, infeliz? ¿Quieres reinar en el cielo donde están los soles y las estrellas y ser dueña del mundo?
-Que vayas te digo, y le digas a la maga que quiero reinar en el cielo, y ser dueña del mundo.-
-Que no voy, te digo, a pedirle a la maga semejante locura.-
-Soy tu reina, Loppi, y vas a ver a la maga, o mando que te corten la cabeza.-
-Voy, mi reina, voy.- y se echó al brazo el manto de armiño, y salió corriendo por aquellos jardines, con su sombrero de plumas.- Iba como si le corrieran detrás, alzando los brazos, arrodillándose en el suelo, golpeándose la casaca bordada de colores: “¡Tal vez , -pensaba Loppi- tal vez el camarón tenga piedad de mí!”.-
y lo llamó desde la orilla, con voz como un gemido:
¡Camaroncito duro,
Sácame del apuro!
Nadie respondió.- Ni una hoja se movió.- Volvió a llamar, con la voz como un soplo.-
-¿Qué quiere el leñador?- respondió otra voz terrible.-
-Para mí, nada: ¿qué he de querer para mí ? Pero la reina, mi mujer, quiere que le diga a la señora maga su último deseo: el último, señora maga.-
-¿Qué quiere ahora la mujer del leñador?
Loppi, espantado, cayó de rodillas.-
-¡Perdón, señora, perdón! ¡Quiere reinar en el cielo, y ser dueña del mundo!
El camarón dio una vuelta en redondo, que le sacó al agua espuma, y se fue sobre Loppi, con las bocas abiertas:
-¡A tu rincón, imbécil, a tu rincón ! ¡los maridos cobardes hacen a las mujeres locas ! ¡abajo el palacio, abajo el castillo, abajo la corona! ¡A tu casuca con tu mujer, marido cobarde! ¡A tu casuca con el morral vacío!
Y se hundió en el agua, que silbó como cuando mojan un hierro caliente.-
Loppi se tendió en la yerba, como herido de un rayo.- Cuando se levantó, no tenía en la cabeza el sombrero de plumas, ni llevaba al brazo el manto de armiño, ni vestía la casaca bordada de colores.- El camino era oscuro, y matorral, como antes.- Membrillos empolvados y pinos enfermos eran la única arboleda.- El suelo era, como antes, de pozos y pantanos.- Cargaba a la espalda su morral vacío.- Iba, sin saber que iba, mirando la tierra.-
Y de pronto sintió que le apretaban el cuello dos manos feroces:
-“¿Estás aquí, monstruo? ¿Estás aquí, mal marido? ¡Me has arruinado, mal compañero! ¡Muere a mis manos, mal hombre!”.-
-¡Masicas, que te lastimas! ¡Oye a tu Loppi, Masicas!
Pero las venas de la garganta de la mujer se hincharon, y reventaron, y cayó muerta, muerta de la furia.- Loppi se sentó a sus pies, le compuso los harapos, sobre el cuerpo, y le puso de almohada el morral vacío.- Por la mañana, cuando salió el sol, Loppi estaba tendido junto a Masicas, muerto.-
Mvd
gepedele@msn.com
martes, 3 de febrero de 2009
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Ernesto Gore
Artículo enviado por cayetano a través de El País digital.
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EducaciónLas buenas escuelas no se inventan en el escritorio de un ministerio
El sistema burocrático y regulatorio ocupa los espacios vacíos hasta quitar a los centros educativos toda su capacidad de respuesta
Es muy difícil que puedan aparecer formas de conocimiento productivo en un centro educativo donde la forma en cómo se trabaja no puede discutirse y donde los maestros están concentrados en qué quieren los jefes -directores o jerarcas ministeriales- y determinan qué necesitan los alumnos y sus padres, afirmó el economista argentino Ernesto Gore, director del Departamento Académico de Administración y el Centro de Educación Empresaria de la Universidad de San Andrés en Buenos Aires. Con motivo de su reciente visita a Montevideo invitado como expositor al coloquio "Gestión del conocimiento, factor clave para la competitividad", organizada por la Universidad Católica del Uruguay, el Dr. Gore dialogó con ECONOMIA & MERCADO sobre la complejidad y necesidades del sistema educativo en los países de la región. A continuación se publica un resumen de la entrevista.
-¿Cuál es el papel de las escuelas en la construcción de una sociedad civil?
-Ese tema está directamente relacionado con el poder porque el conocimiento que imparten las escuelas da poder a la gente. La calidad del conocimiento va a dar la medida del poder que tenga la población. Cuando determinados sectores no tienen acceso a la educación, tampoco están teniendo acceso a tomar ciertas decisiones, ni a enjuiciar la tarea de los gobernantes, ni a pretender cierto tipo de empleo, ni al ejercicio total de sus derechos. La educación es la pieza fundamental en la construcción de una sociedad económica y políticamente autónoma de sus gobernantes. Por eso es la base de un sistema democrático. Cuando Sarmiento decía "educar al soberano", sabía exactamente de qué estaba hablando. Eso es así tanto en lo político como en lo económico.
-¿Cómo se aplica ese pensamiento a nuestra realidad económica?
-Hoy la educación es un factor de la producción y no es posible pensar un país competitivo sin un sistema educativo adecuado, ni en la posibilidad de una población con altos índices de empleo sin una buena educación. En un mundo global, para bien o para mal, una buena educación es una educación con estándares internacionales. Es importante decir explícitamente que esos estándares no son solamente los necesarios para los puestos de trabajo existentes. Son los que se requieren para formar al ciudadano de una democracia moderna, que es el único tipo conocido de sociedad capaz de lograr las instituciones que requiere una economía sólida. De lo que se trata entonces no es de formar gente para "ocupar" los puestos de trabajo; se trata de devolver el poder, en forma de conocimientos para la acción, a una sociedad civil para que, a su vez, sea capaz de generarlos.
-¿Cómo evalúa el actual nivel de calidad de la educación en los países del Cono Sur en comparación con los estándares internacionales?
-Tenemos la suerte de tener un buen legado en materia de educación, aunque también puede decirse que lo estamos consumiendo. Es sintomático que, por ejemplo, en la Argentina se haya desmantelado un sistema de evaluación educativa que consistía en una serie de pruebas de comprensión de lectura, matemáticas, ciencias, etc. y que, más allá de las objeciones que se le puedan hacer, permitía realizar algunas comparaciones mínimas a nivel internacional. Uno puede tener una profunda sospecha de que la calidad de la educación genéricamente no es demasiado buena; pero las investigaciones del sociólogo y economista Juan Llach demuestran fehacientemente que los sectores pobres tienen muchas menos posibilidades de acceso a una educación de calidad, no sólo en lo que respecta a escuelas privadas sino también en el sistema público. Es decir que las buenas escuelas públicas también están captadas por segmentos de ingresos más altos. Programa y currículo
-¿Cuál es el mayor problema de la educación en los países de la región?
-Hay sistemas educativos que son notoriamente mejores que otros. Esos son los que brindan saberes productivos. No me refiero a práctica versus teoría. Si la teoría es una repetición de palabras sin sentido o si la práctica es simplemente la repetición de rutinas acríticas, entonces no es interesante ni una ni la otra. Lo que es enriquecedor es el conocimiento, tanto teórico como práctico, que permite adquirir nuevas capacidades que antes no existían. Una mente que sea capaz de hacerse preguntas inteligentes, resolver problemas prácticos, desarrollar atributos artísticos, etc. está llena de posibilidades de acceder a niveles superiores de conocimiento. En general, la educación tiene un riesgo muy grande de terminar construyendo un conocimiento inerte, frágil y repetitivo. Ese no es un problema de los programas educativos, que es el instrumento al que recurren las autoridades oficiales cuando tratan este tema, sino que es un problema más profundo del currículo escolar.
-¿Cuál es la diferencia entre programa y currículo escolar?
-El programa es explícito. Es lo que el ministerio encargado de la educación establece expresamente y el docente trata de cumplir. El currículo es tácito. Es la experiencia educativa real. Tiene mucho que ver no sólo con las relaciones entre los jóvenes y los adultos dentro de la escuela, sino también con las relaciones entre los adultos dentro de la escuela. Es muy difícil que puedan aparecer formas de conocimiento productivo en un centro educativo donde la forma en cómo se trabaja no puede discutirse y donde los maestros están concentrados en qué quieren los jefes -directores o jerarcas ministeriales- y determinan qué necesitan los alumnos y sus padres.
En otras palabras, la escuela como institución enseña más allá de lo que sus maestros dicen. Si los maestros mismos están acostumbrados a obedecer a sus jefes más que a las comunidades a las que deben servir, a escindir sus sentimientos de lo que hacen, a moverse dentro de esquemas de relación prefijados e indiscutibles, será difícil que puedan concebir nuevas formas de trabajo, diferentes formas de relación, aunque tengan las puertas abiertas para hacerlo. Propuesta
-¿Cuál sería entonces el tipo de escuela que Ud. propone?
-Propongo una escuela capaz de discutir sus problemas y constituir una comunidad de práctica capaz de generar iniciativas. No solamente podría enseñar mejor a sus alumnos los contenidos disciplinares incluidos en los programas, sino que configuraría un currículo donde imaginar reglas de juego para la acción colectiva, la evaluación autónoma de la experiencia y el respeto de los diferentes actores sociales -factores centrales para la constitución de una sociedad civil autónoma y plural- sean parte de la formación que la institución facilita. En cualquier caso, la escuela como organización no es neutra al aprendizaje que en su marco pueda darse y del papel que en ella desarrollen los órganos de gobierno, las organizaciones civiles, los padres y los maestros.
-La educación pública fue un factor esencial para la integración social en Argentina y Uruguay. ¿Considera que el actual sistema educativo público continúa atenuando las desigualdades sociales?
-La educación continúa atenuando la inequidad por el sólo hecho de existir, pero lo hace en una medida muy escasa porque la desigualdad social -y no sólo desde el punto de vista del ingreso- sigue creciendo. Los fenómenos de exclusión tienden a formar subculturas que resultan asombrosas, por lo menos en la Argentina. Tradicionalmente, las "villas miserias" eran el hotel de inmigrantes del Interior. Ese lugar de paso se ha convertido en un asentamiento permanente, donde ya hay cuatro generaciones que han nacido y se han criado en ese ambiente. Las subculturas que se dan en las "villas miserias" no tienen nada que ver con las culturas que existen fuera de sus perímetros. Ese es un fenómeno relativamente nuevo e históricamente gravísimo, en el cual la escuela debería desempeñar un rol fundamental en materia de integración social. Lamentablemente, hoy no lo está jugando debido a su escasez de recursos en relación a la gravedad del problema que es dramática, sobre todo si recordamos los estudios del profesor Llach. Formación
-¿Están los objetivos del sistema de educación alineados con las necesidades reales de las sociedades de nuestros países?
-Probablemente los objetivos en sí mismos apunten a esas necesidades, pero suele existir una enorme brecha entre esos propósitos y la realidad. Los objetivos de un sistema de educación primaria no son tan complejos. Se pretende lograr una población que pueda manejar números y letras, hacer representaciones gráficas de problemas complejos, generar y recuperar información, y conectarse para trabajar en conjunto. Este es un nivel de capacidades muy básicas que aporta la escuela primaria, por un lado, a través de los programas y, por otro, mediante la convivencia.
De la escuela secundaria, se debería esperar un poco más. En sus metas se advierte un componente totalmente perteneciente al pensamiento de Occidente que es el manejo del conocimiento disciplinar. Por ejemplo, una cosa es aprender sobre las plantas o sobre los animales y otra diferente es aprender botánica o zoología. Este último es un conocimiento más sistemático, más organizado. En la medida en que la calidad del sistema se desliza hacia abajo, la educación secundaria se está quedando con los objetivos más básicos que son los de proporcionar un conocimiento de nivel más intuitivo. Si se mira al sistema educativo con perspectiva, lo que se observa al menos en Argentina -pero, con seguridad, no sólo en este país- es un sistema que, aun cuando funciona bien, está más orientado a la formación de consumidores que de productores.
-¿Qué grado de formación intelectual, además de una información básica, deben tener los egresados de bachillerato dado que, en su mayoría, no continúan sus estudios?
-Un egresado ideal de la educación secundaria debería ser una persona que no solamente pudiera ser capaz de manejar todos esos elementos ya mencionados, que hacen el poder de una persona en una sociedad moderna, sino que, además, debería tener acceso a la sistematización de esos conocimientos y tener un pensamiento crítico sobre ellos. Cuando se hace este tipo de análisis, uno termina hablando de todo lo material y creo que una persona también tiene derecho a relacionarse con lo espiritual o sea con el arte, por ejemplo. Es decir imaginar cosas que no ocurrieron, pero podrían ocurrir. Eso es parte del patrimonio de una persona y de una cultura.
Un buen sistema educativo debería ayudar a formar gente con cierta convicción de que la búsqueda sistemática, la investigación, puede ayudar a hacer mejor una sociedad, es decir la convicción de que la ciencia, la tecnología y la investigación tienen que ver con el desarrollo de un país. En América Latina se cree que esos son lujos para pagar cuando se hayan resuelto los problemas económicos, lo que equivale a afirmar que los problemas económicos se resuelven con la ignorancia. Organización
-En Hispanoamérica existe un fuerte centralismo estatal en la conducción de la educación, que es prácticamente la antítesis del sistema educativo anglosajón. ¿A qué obedece ese contraste?
-En el caso de Argentina, el sistema educativo está absolutamente descentralizado del gobierno nacional y, por lo tanto, el Ministerio de Educación es un ministerio sin escuelas. El manejo de la educación fue transferido a la órbita de los gobiernos provinciales por decisión de dos ministros de economía a efectos de eliminar los costos de la educación del presupuesto nacional y no para reformar el sistema educativo. Esa medida no ha impedido que la organización escolar siga estando tan centralizada en las provincias como lo estaba antes bajo el gobierno de la Nación. Ahí hay una diferencia de base bastante importante con respecto a los actores sociales. Por eso, nuestra organización educativa difiere de la de Estados Unidos o Canadá, que originalmente fueron países de farmers, con una clase media rural fuerte, asentada en granjas, portadora de valores magníficos o abyectos, pero propios. El montaje de un sistema educativo con consejos escolares, participativo, etc. produjo maravillas como el que creó Horace Mann en Massachusetts o barbaridades indignas como la escuela racista y excluyente de Georgia.
-¿Por qué no se plasmó en Argentina el sistema educativo descentralizado que Domingo Faustino Sarmiento había concebido luego de haber estado en contacto con los fundadores del sistema de Massachusetts?
-Sarmiento trajo 65 maestras estadounidenses para implantar nuevos criterios en materia de enseñanza en Argentina. También pensó en los consejos de educación y por eso fundó la ciudad de Chivilcoy en la provincia de Buenos Aires en base al reparto de tierras, tal como se hacía en el oeste norteamericano para crear un país de farmers. El secreto mejor guardado de Argentina, tanto por los adeptos como por los detractores de Sarmiento, es que él nunca logró concretar el país que soñó: ni la Argirópolis con capital en la isla de Martín García, ni esa nación de granjeros dedicados a desarrollar nuevas formas de producción que abastecieran de insumos a una industria nacional. Su modelo no era el de un país de grandes extensiones monoproductoras con poco valor agregado, sino un país con industria, con investigación y con tecnología. En consecuencia, Sarmiento diseñó y puso en funcionamiento un sistema educativo para una Argentina con un mejor destino que el que finalmente se eligió, capaz de hacer una apuesta más importante a la vida.
-¿Por qué resulta tan difícil cambiar la organización del sistema educativo?
-Una explicación, algo simplista pero digna de ser tomada en cuenta, dice que quienes se dedican a la educación son aquellos a quienes la escuela les gustó y quieren quedarse en ella y, luego, están muy poco interesados en cambiarla. Sea como fuere, hay que tomar en cuenta las enormes dimensiones de los sistemas educativos nacionales y su sindicalización. Es bastante común que los grandes sistemas complejos terminen perdiendo los objetivos originales y trabajen para quienes las manejan. Uno de los fundadores de la ciencia política, Robert Mitchels, señalaba que las compañías terminan sirviendo a sus ejecutivos, que los sindicatos lo hacen con los sindicalistas, que los parlamentos son los sindicatos de los legisladores. Cuando el sistema educativo fue planteado, el corazón del sistema era la maestra o el maestro en el aula, todo lo demás eran servicios de apoyo. Si uno lo observa hoy en día, el centro del sistema son las grandes tecnoburocracias ministeriales. Las tensiones entre estas burocracias y los docentes ocupan todo el espacio político del sistema; no hay lugar en él para los alumnos ni para sus padres.
-¿Son posibles las innovaciones en la gestión bajo el actual sistema de la educación?
-Creo en la innovación en la educación, pero dudo de las reformas generales. Las escuelas generalmente dicen que hacen lo que los gobiernos les indican; pero, en realidad, hacen lo que ven hacer a otras escuelas. Lo mismo podría decir, por ejemplo, de los hoteles, de los supermercados o de los museos, simplemente porque así funcionan las organizaciones. La gente obedece mucho menos de lo que creemos. En Argentina, los cambios importantes en el sistema educativo nunca los he visto surgir de una reforma centralizada. A lo sumo se destruyen instituciones que funcionaban.
Los cambios interesantes en educación siempre han salido de constructores de buenas escuelas a los que otros, con buen criterio, le copiaron la idea. Así ocurrió con la escuela de Concepción del Uruguay de Urquiza, la escuela Normal de Sarmiento, el Nacional de Buenos Aires de Mitre o la Universidad de Juan María Gutiérrez. Estos "proyectos" educativos no tomaron la forma de una ley general, sino que partieron de una o unas pocas instituciones que fueron modelo para las demás. En los últimos años, la Universidad de San Andrés inició en la Argentina una corriente de universidades pequeñas que aspiran a alcanzar estándares internacionales. Esa pequeña fundación hizo más por el cambio de la educación universitaria que varios cientos de metros cuadrados de leyes que nunca nadie se molestó en cumplir. Inversión
-¿Cuánto se debería invertir en educación (básica, secundaria y terciaria) en relación al PIB?
-A nivel internacional se ha estimado que es una cifra aproximada al 6% del producto. Es sintomático que la mayoría de los países de la región destinen una tasa menor a la educación. Curiosamente, para lo malo que es el sistema no está tan por debajo de ese nivel. Más importante aún que la cantidad que se invierte en educación es la calidad de esa inversión. Adhiero absolutamente a la tesis de Juan Llach de que los fondos para la educación se deben destinar a construir escuelas de lujo para los pobres, es decir establecimientos donde los ricos hubieran querido tener la oportunidad de enviar a sus hijos. De esa manera, se podría cambiar al país en dos generaciones por el nivel educativo que alcanzaría su gente.
-¿No supera a las posibilidades financieras de los países de la región una inversión de esa magnitud en la enseñanza?
-Creo que la sobreinversión en educación no existe. Si un estadista honestamente no quiere despilfarrar los fondos públicos, le diría que no se preocupe en invertirlos en educación. En caso de que considere que la educación es cara, siempre puede probar con la ignorancia. Seguramente, no va a resultar más barata. Una relación bipolar: obediencia o huelga
t -En Uruguay, desde la segunda mitad del siglo XX, hubo un enfrentamiento permanente de los sindicatos de la enseñanza con los sucesivos gobiernos, lo cual se atribuía a que los gremios dirigidos por corrientes de izquierda se oponían a las políticas de las administraciones de los partidos tradicionales. Sin embargo, esa tendencia ha vuelto a aflorar doce meses después de haber asumido un gobierno ideológicamente afín. ¿Qué opina al respecto?
-Si bien no conozco la problemática en Uruguay, tengo presente el caso de Argentina. Como jurado de un concurso sobre la creación de una escuela autónoma y participativa, observé que a muchos grupos, formados por gente capaz, con experiencia en cargos directivos y profundamente comprometida con el proyecto, les resultaba francamente difícil diferenciar una definición de gobierno de una medida administrativa. Cuando se les preguntaba, por ejemplo, frente a un problema imaginado de disciplina severo, quién decidiría algo o cómo se decidiría quién debería decidir algo, muchos no lograban articular simples reglas de juego para que diferentes actores pudieran trabajar juntos de acuerdo con sus propios objetivos sin un mando superior.
La repetida verificación de que grupos técnicamente aptos no pudieron siquiera imaginar sistemas de gobierno autónomos, me sugirió el indicio de una mutilación -producto de años de autoritarismo y sistemas centralmente dirigidos- que finalmente impide pensar mecanismos sociales para que los actores puedan hacer lo que se proponen más allá del gobierno. Por lo normal, la relación con la autoridad en el sistema educativo argentino está basada en una bipolaridad: obediencia o huelga. Hay mucho de ambas y muy poco debate. Ficha técnica
Ernesto Gore, argentino, 55 años, es Master of Science de la Universidad de Oregon (Estados Unidos) y doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Es profesor a tiempo completo de la Universidad de San Andrés en Argentina, donde dirige el Departamento Académico de Administración y el Centro de Educación Empresaria. Ha sido profesor visitante en la Graduate School of Education de Harvard University y en el ESCP EAP de París, entre otras. En el área empresarial ha actuado como consultor en más de cien empresas a nivel regional.
La escuela necesita más libertad para actuar
r -¿Cuáles deberían ser las bases para un nuevo sistema educativo?
-Diseñar un nuevo sistema educativo requiere hoy considerar la diversidad de una sociedad plural, que sea capaz de discutir sobre formas alternativas de hacer las cosas, medir sus resultados, asignar recursos racionalmente y cuyo producto sea una educación equitativa y de calidad. Para ello, es inútil discutir la cuestión educativa en términos de una sola variable. Pagarle más a los docentes, mejorar los programas de enseñanza, mejorar la gestión de las escuelas, abrir la participación de la comunidad, crear nuevos canales de educación no escolar, son todas buenas ideas que sin duda forman parte del cuadro de la educación del futuro. La aplicación aislada de cualquiera de ellas solamente serviría para perder tiempo o recursos.
-¿Dónde está el meollo de la cuestión?
-Es necesario revertir una situación donde el sistema burocrático y regulatorio ocupa los espacios vacíos hasta quitar a las escuelas toda su capacidad de respuesta. Los niveles responsables de generar políticas educativas se encuentran saturados respondiendo a problemas administrativos menores porque a las escuelas no se les ha dejado ninguna capacidad de gestión.
Las buenas escuelas no se inventan en el escritorio de una oficina central, las inventan los constructores de buenas escuelas. Hay que dejarlos trabajar a ellos. El sistema educativo necesita más libertad para actuar, más incentivos para hacerlo bien y mejores evaluaciones para saber si lo está haciendo bien o mal.
No se trata de decidir qué hay que hacer, eso deben decidirlo en cada uno de los casos los actores en sus propios ámbitos. De lo que se trata es de crear mecanismos institucionales y de financiamiento que les permitan a los actores decidir y a las buenas iniciativas contar con financiamiento. Poner en marcha un sistema educativo que no esté regulado palmo a palmo por un Estado burocrático, requiere paradójicamente un Estado más fuerte y con mayor representatividad para mediar y forzar el cumplimiento de los acuerdos en la sociedad. A su vez, entender el problema educativo requiere poner en discusión viejas ideas sobre el papel que la educación juega en la sociedad.
The Ritz-Carlton
... nunca duerme ...
" El Otro que sí existe "
Psyche Navegante Nº 77- www.psyche-navegante.com
Área: Actualidad
Sección: Relámpagos
Título: El Otro que sí existe
Autor: Alejandro del Carril
Tema: La matanza en la Universidad de Virginia Tech y su relación con la democracia tecno-capitalista, el sistema educativo y los mass-media.
La reciente matanza realizada por un estudiante en la Universidad Virginia Tech puede servirnos para analizar algunos rasgos del gran Otro de la época en que nos toca vivir.
Dicha matanza se inscribe en una serie que se viene sucediendo en los últimos años con su epicentro en los Estados Unidos. Pero no suceden solo allí. De hecho, una sucedió en nuestro país. Propongo analizar lo que sucede en los Estados Unidos por ser allí donde más se ha dado, lo que creo que se relaciona a que este país representa el paradigma de sociedad de lo que se considera la civilización más desarrollada en la cultura occidental judeo-cristiana, donde rige como modelo socio-económico lo que podríamos denominar democracia tecno-capitalista.
El asesino en cuestión era un joven oriundo de Corea del Sur llegado a EE.UU. con su familia cuando tenía 8 años de edad. Un mes antes de la masacre se había comprado dos pistolas, filmó unas películas en las que intentaba dar cuenta de sus motivos para llevar a cabo la matanza y las envió por correo a una importante cadena televisiva que las difundió por televisión e internet. Luego de matar a 32 personas y herir a otras 19 se suicidó.
El presidente George W. Bush se declaró “horrorizado” y dijo: [1]“Las escuelas deberían ser lugares de seguridad, refugio y aprendizaje. Cuando ese refugio es violado, el impacto se siente en cada aula estadounidense y cada comunidad estadounidense”.
Según sus palabras, el horror del presidente es producto de constatar algo que la serie de matanzas ha puesto sobre el tapete. Que el sistema educativo estadounidense entre otras cosas produce inseguridad, desamparo y serias dificultades para el aprendizaje. El presidente Bush no dice algunas escuelas, dice “las escuelas…” por lo que involucra a todas. Ignoro si por una cuestión de traducción es un fallido o no. Ya que la última matanza no se produjo en lo que nosotros consideramos una escuela, sino que fue en una universidad. Si fuera un fallido estaría haciendo referencia directa al sistema educativo pre-universitario y si no lo fuera me parece que igual lo involucra al pluralizarlas, además de que muchas de las anteriores tragedias se desataron en escuelas de adolescentes. Por lo tanto, creo que lo que Bush dice sin saber lo que dice es que el sistema educativo estadounidense es peligroso para sus propios alumnos. Esto se podría aclarar si repasamos algunas de las declaraciones del Dr. Fernando Polak, entrevistado por José Ioskyn (publicado en www.psyche-navegante.com Nº 70):
“Sin duda la experiencia más difícil para los argentinos que yo conozco y he conocido en doce años en EEUU es ejercer de padre. La diferencia de valores y costumbres jaquean las convicciones más sólidas y, si algo es para mí un orgullo, es haber sostenido a mis hijos a través de años durísimos en Maryland. Y te digo esto porque lo mas fácil es ceder, ser "convertido", y ver los resultados inmediatos de esa maniobra en la aceptación social y/o escolar. Pasar de ser un díscolo a ser un bobo bueno. Yo tengo muchos amigos argentinos cuyos hijos -chicos piolas y simpáticos, chicos al fin- se pasaron años en escuelas de educación especial por no portarse "tan bien" como se debe en las escuelas americanas. Y los he visto agradecer la decisión, porque por fin dejaban de suspender al hijo en el jardín de infantes, de llamarlos constantemente al trabajo para que vayan inmediatamente a buscarlo porque estaba llorando y la maestra tiene que ocuparse de enseñar, de llamarlos a la noche a sus casas para discutir la "inadaptación" de sus hijos al sistema, de discutir la conducta de sus hijos con gente que habla en otro idioma y a la que jamás podés llegar. Hay una sonrisa impersonal terrible, que es una estrategia engranada en la cultura americana.
En EEUU, el chico debe transformarse en un adulto al entrar al jardín de infantes, y entra en una carrera para llegar a Harvard desde los tres años en los sectores mas cultos y progres, para ser un "good citizen" en el resto del país. Las tardes que he pasado buscando libros educativos para mis hijos en las librerías de suburbio, para ver si mi hijo mayor estaba "on track" -a pesar de que toda nuestra familia lo consideraba "un genio"- y parado entre docenas de padres socialmente presionados a angustias similares.
Conozco personalmente gente que ha contratado "asesores" para que su chico de tres años esté a los dieciocho en las mejores condiciones de competir por una plaza en Harvard, Hopkins o Yale. Tengo amigos que tomaron una institutriz china para sus hijas de seis, cuatro y dos años -además de mandarlas por la tarde a un programa de inmersión en lenguaje chino- para prepararlas para comerciar con China en el futuro. Todas estas cosas no son ninguna broma cuando uno vive allí. El chico es un receptáculo vacío que hay que llenar de información. Y ese es tu deber como padre o madre. Así que una hora perdida en juego es una hora menos de información. Igualmente, el meollo de la historia está en otro tema. Esta carrera al éxito durante los primeros años no se basa en el rendimiento escolar sino en la observación de las reglas más estrictas de comportamiento. La disciplina es todo en la educación temprana americana. Los ingresos a la primaria se realizan con aplicación previa, entrevistas donde el chico se luce nombrando las lunas de Júpiter o los volcanes de Asia y cartas de recomendación a sobre cerrado escritas por las maestras del jardín. Luego la escuela publica un ranking -por los que esta gente muere- de niños de seis años. El que gana es un winner, y el que pierde un looser. Pero ante todo, un looser sabe que las cosas son así, porque "este es el sistema que nos hizo el mejor país del mundo". A veces me entristecía mucho mirar la angustia con que las madres trataban de "moldear" a sus chicos para machacar esa expectativa. Igualmente, no hay nada más difícil que el absolutismo moral que rige la educación americana en los años iniciales, y esto es particularmente difícil para gente como nosotros, los argentinos, que venimos de una concepción muy cínica de la moral concebida en esos términos.
Yo creo que esta concepción de vida que relato corta verticalmente a la sociedad americana, y no veo que el estado hoy necesite activamente ejercer ningún tipo de influencia para su cumplimiento. Aun más, no creo que haya empeorado ni mejorado con distintas administraciones porque es constitutivo a la dinámica social allí.
… toda expresión de subjetividad es muy incómoda. No se discute casi nunca política, no se discute de nada personal, no se pregunta nada familiar. Levantar la voz es antihigiénico. El contacto físico es muy temido. De hecho, los chicos argentinos suelen recibir un diagnóstico conductista de "sensorios", o sea chicos que necesitan mucho estimulo táctil dado que abrazan a sus compañeros, a sus padres y hasta a veces a las maestras. Pero no hay que temer. Eso se trata. Hay que comprar un cepillo de pelo grueso y cepillar en sentido longitudinal las piernas. Igualmente, no es fácil resistir la presión escolar de "cepillar" a tus chicos, ya que de negarte a hacerlo con la estúpida excusa de que "nosotros en Argentina nos abrazamos mucho", te encontrás con el sub texto que dice: “Acá tu hijo es un sensorio, y si no querés problemas con nosotros en la escuela comprate el cepillo, inadaptado".
Las declaraciones de Polak ilustran claramente el objetivo de las escuelas estadounidenses. Como dijo Bush, sin darse cuenta lo que dijo, allí lo importante no es dar seguridad, refugio o enseñanza. Lo absolutamente primordial es disciplinar al niño, volverlo adulto de golpe, borrarle cualquier atisbo deseante para adaptarlo violentamente a los ideales de una cultura que se piensa exitosa, sin falla.
El manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales (DSM IV), baluarte de la psiquiatría estadounidense globalizada y de las teorías psicológicas cognitivo-conductuales, lo dice sin ambages:
En la escala que puntúa la actividad global, asigna entre 91 y 100 puntos a los que reúnan el siguiente criterio:
Actividad satisfactoria en una amplia gama de actividades, nunca parece superado por los problemas de su vida, es valorado por los demás a causa de sus abundantes cualidades positivas. Sin síntomas.
El sentido del texto supone una persona perfecta, sin falla, aunque la falla aparece en la letra del texto cuando dice que la persona nunca parece superada por los problemas de su vida. O sea, que el imperativo del manual es la apariencia de perfección, no la perfección. El texto del manual acepta que la cultura tiene falla pero el sujeto debe simular que no la tiene. Se debe sacrificar los goces singulares y el deseo a fin de sostener una cultura que parezca no estar habitada, como toda cultura, por el malestar.
Esto es coherente con el criterio “objetivo” propuesto por el manual para ubicar los “trastornos”: el margen de apartamiento que tengan respecto de lo esperable en la cultura a la que pertenece el sujeto.
El manual verifica los dichos del doctor Polak. El ejercicio de la democracia liberal-capitalista, garantista de los derechos individuales es directamente proporcional al disciplinamiento de la sociedad. Dicha disciplina como lo afirma Polak no está implantada desde la cúpula del poder hacia las bases, sino que se sostienen gracias a que circula en múltiples direcciones y sentidos, sostenida por la mayoría de la población y transmitida a los niños al menos desde que ingresan a la escuela.
Retomando la matanza en la universidad de Virginia, quisiera subrayar algunas cuestiones: el autor era surcoreano, es decir, de una cultura extranjera y de un país que se dividió después de una intervención militar estadounidense que duró tres años. Una cultura ajena agredida militarmente por EE.UU.
A los autores de la matanza de Columbine se los acusó entre otras cosas de nazis, porque solían ver documentales sobre la Alemania nazi. Aparece aquí también la referencia a una cultura ajena que estuvo en guerra con los EE.UU.
A partir de estos datos podemos establecer que en ambos hechos se presentan significantes extraños a la cultura estadounidense, que para el sentido común, deudor del registro imaginario, se presentan como totalmente opuestos (totalitarismo nazi vs. libertad democrática y oriente vs. occidente). Agrego como dato interesante que la familia de Cho Seung-Hui aparece en los medios descripta como muy tranquila y muy trabajadora (perfectamente adaptada) y él solía firmar con un signo de interrogación, tal vez en un tímido intento de interrogar esa compacidad cultural en la que estando inmerso se sentía tan ajeno, un puro enigma, incapaz de darle algún sentido a sus existencia.
Arriesgo entonces la hipótesis de que los jóvenes asesinos suelen ser psicóticos más o menos compensados hasta el momento del brote. Esto los convierte en los eslabones más frágiles de la cadena social por lo que suelen tener serias dificultades para sostener el lazo social con sus pares. Lo que no logran es dejar de sentirse absolutamente extraños a la cultura en la que viven inmersos, lo que ponen de manifiesto identificándose a significantes de otras culturas (no se trata de una cuestión ideológica). La repetición de las matanzas en las instituciones paradigmáticas de la cultura estadounidense da a pensar que estos sujetos psicóticos, por eso mismo mucho más sensibles que otros a lo que sucede a su alrededor, reaccionan intentando agujerear realmente[1] a la cultura que se les aparece como absolutamente consistente, como lo propone el ideal social allí existente. Matar a los hijos dilectos de la cultura puede ser un intento de dejar al gran Otro en falta.
Un detalle a tener en cuenta y que involucra a otro de los elementos de máxima importancia en la cultura actual (los mass-media) es el hecho de que el joven coreano se preocupó minuciosamente por filmarse y hacerle llegar las película a la televisión. Se estaba dirigiendo allí a uno de los principales representantes del gran Otro. El sabía que a la televisión podía hacerla gozar con un reality violento. Matando y suicidándose podía hacer gozar al gran Otro con sus restos. “Soy una mierda” fue una de las cosas que dijo en sus filmaciones. Haciendo y haciéndose mierda logró inscribir su marca en la inconsistencia del Otro. Sus imágenes y palabras fueron reflejadas por los medios más importantes a todo el mundo hasta lograr hacerle decir al presidente de la mayor potencia del mundo que en su país, como en todos, la cultura es fallida, que las escuelas no son lo que deberían. Un país que sostiene la paz interior exportando la violencia a todos los rincones del planeta, que sostiene la compacidad cultural atacando a las culturas extrañas, recibe de estos pequeños marginales sobreadaptados el retorno en lo real de lo que fue expulsado en lo simbólico.
[1] Ver: www.televerdades.com
[1] En referencia al registro de lo real como lo propone Jacques Lacan. Al no contar con el significante del nombre del padre que les permitiría hacerlo metafórica y/o metonímicamente.
Área: Actualidad
Sección: Relámpagos
Título: El Otro que sí existe
Autor: Alejandro del Carril
Tema: La matanza en la Universidad de Virginia Tech y su relación con la democracia tecno-capitalista, el sistema educativo y los mass-media.
La reciente matanza realizada por un estudiante en la Universidad Virginia Tech puede servirnos para analizar algunos rasgos del gran Otro de la época en que nos toca vivir.
Dicha matanza se inscribe en una serie que se viene sucediendo en los últimos años con su epicentro en los Estados Unidos. Pero no suceden solo allí. De hecho, una sucedió en nuestro país. Propongo analizar lo que sucede en los Estados Unidos por ser allí donde más se ha dado, lo que creo que se relaciona a que este país representa el paradigma de sociedad de lo que se considera la civilización más desarrollada en la cultura occidental judeo-cristiana, donde rige como modelo socio-económico lo que podríamos denominar democracia tecno-capitalista.
El asesino en cuestión era un joven oriundo de Corea del Sur llegado a EE.UU. con su familia cuando tenía 8 años de edad. Un mes antes de la masacre se había comprado dos pistolas, filmó unas películas en las que intentaba dar cuenta de sus motivos para llevar a cabo la matanza y las envió por correo a una importante cadena televisiva que las difundió por televisión e internet. Luego de matar a 32 personas y herir a otras 19 se suicidó.
El presidente George W. Bush se declaró “horrorizado” y dijo: [1]“Las escuelas deberían ser lugares de seguridad, refugio y aprendizaje. Cuando ese refugio es violado, el impacto se siente en cada aula estadounidense y cada comunidad estadounidense”.
Según sus palabras, el horror del presidente es producto de constatar algo que la serie de matanzas ha puesto sobre el tapete. Que el sistema educativo estadounidense entre otras cosas produce inseguridad, desamparo y serias dificultades para el aprendizaje. El presidente Bush no dice algunas escuelas, dice “las escuelas…” por lo que involucra a todas. Ignoro si por una cuestión de traducción es un fallido o no. Ya que la última matanza no se produjo en lo que nosotros consideramos una escuela, sino que fue en una universidad. Si fuera un fallido estaría haciendo referencia directa al sistema educativo pre-universitario y si no lo fuera me parece que igual lo involucra al pluralizarlas, además de que muchas de las anteriores tragedias se desataron en escuelas de adolescentes. Por lo tanto, creo que lo que Bush dice sin saber lo que dice es que el sistema educativo estadounidense es peligroso para sus propios alumnos. Esto se podría aclarar si repasamos algunas de las declaraciones del Dr. Fernando Polak, entrevistado por José Ioskyn (publicado en www.psyche-navegante.com Nº 70):
“Sin duda la experiencia más difícil para los argentinos que yo conozco y he conocido en doce años en EEUU es ejercer de padre. La diferencia de valores y costumbres jaquean las convicciones más sólidas y, si algo es para mí un orgullo, es haber sostenido a mis hijos a través de años durísimos en Maryland. Y te digo esto porque lo mas fácil es ceder, ser "convertido", y ver los resultados inmediatos de esa maniobra en la aceptación social y/o escolar. Pasar de ser un díscolo a ser un bobo bueno. Yo tengo muchos amigos argentinos cuyos hijos -chicos piolas y simpáticos, chicos al fin- se pasaron años en escuelas de educación especial por no portarse "tan bien" como se debe en las escuelas americanas. Y los he visto agradecer la decisión, porque por fin dejaban de suspender al hijo en el jardín de infantes, de llamarlos constantemente al trabajo para que vayan inmediatamente a buscarlo porque estaba llorando y la maestra tiene que ocuparse de enseñar, de llamarlos a la noche a sus casas para discutir la "inadaptación" de sus hijos al sistema, de discutir la conducta de sus hijos con gente que habla en otro idioma y a la que jamás podés llegar. Hay una sonrisa impersonal terrible, que es una estrategia engranada en la cultura americana.
En EEUU, el chico debe transformarse en un adulto al entrar al jardín de infantes, y entra en una carrera para llegar a Harvard desde los tres años en los sectores mas cultos y progres, para ser un "good citizen" en el resto del país. Las tardes que he pasado buscando libros educativos para mis hijos en las librerías de suburbio, para ver si mi hijo mayor estaba "on track" -a pesar de que toda nuestra familia lo consideraba "un genio"- y parado entre docenas de padres socialmente presionados a angustias similares.
Conozco personalmente gente que ha contratado "asesores" para que su chico de tres años esté a los dieciocho en las mejores condiciones de competir por una plaza en Harvard, Hopkins o Yale. Tengo amigos que tomaron una institutriz china para sus hijas de seis, cuatro y dos años -además de mandarlas por la tarde a un programa de inmersión en lenguaje chino- para prepararlas para comerciar con China en el futuro. Todas estas cosas no son ninguna broma cuando uno vive allí. El chico es un receptáculo vacío que hay que llenar de información. Y ese es tu deber como padre o madre. Así que una hora perdida en juego es una hora menos de información. Igualmente, el meollo de la historia está en otro tema. Esta carrera al éxito durante los primeros años no se basa en el rendimiento escolar sino en la observación de las reglas más estrictas de comportamiento. La disciplina es todo en la educación temprana americana. Los ingresos a la primaria se realizan con aplicación previa, entrevistas donde el chico se luce nombrando las lunas de Júpiter o los volcanes de Asia y cartas de recomendación a sobre cerrado escritas por las maestras del jardín. Luego la escuela publica un ranking -por los que esta gente muere- de niños de seis años. El que gana es un winner, y el que pierde un looser. Pero ante todo, un looser sabe que las cosas son así, porque "este es el sistema que nos hizo el mejor país del mundo". A veces me entristecía mucho mirar la angustia con que las madres trataban de "moldear" a sus chicos para machacar esa expectativa. Igualmente, no hay nada más difícil que el absolutismo moral que rige la educación americana en los años iniciales, y esto es particularmente difícil para gente como nosotros, los argentinos, que venimos de una concepción muy cínica de la moral concebida en esos términos.
Yo creo que esta concepción de vida que relato corta verticalmente a la sociedad americana, y no veo que el estado hoy necesite activamente ejercer ningún tipo de influencia para su cumplimiento. Aun más, no creo que haya empeorado ni mejorado con distintas administraciones porque es constitutivo a la dinámica social allí.
… toda expresión de subjetividad es muy incómoda. No se discute casi nunca política, no se discute de nada personal, no se pregunta nada familiar. Levantar la voz es antihigiénico. El contacto físico es muy temido. De hecho, los chicos argentinos suelen recibir un diagnóstico conductista de "sensorios", o sea chicos que necesitan mucho estimulo táctil dado que abrazan a sus compañeros, a sus padres y hasta a veces a las maestras. Pero no hay que temer. Eso se trata. Hay que comprar un cepillo de pelo grueso y cepillar en sentido longitudinal las piernas. Igualmente, no es fácil resistir la presión escolar de "cepillar" a tus chicos, ya que de negarte a hacerlo con la estúpida excusa de que "nosotros en Argentina nos abrazamos mucho", te encontrás con el sub texto que dice: “Acá tu hijo es un sensorio, y si no querés problemas con nosotros en la escuela comprate el cepillo, inadaptado".
Las declaraciones de Polak ilustran claramente el objetivo de las escuelas estadounidenses. Como dijo Bush, sin darse cuenta lo que dijo, allí lo importante no es dar seguridad, refugio o enseñanza. Lo absolutamente primordial es disciplinar al niño, volverlo adulto de golpe, borrarle cualquier atisbo deseante para adaptarlo violentamente a los ideales de una cultura que se piensa exitosa, sin falla.
El manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales (DSM IV), baluarte de la psiquiatría estadounidense globalizada y de las teorías psicológicas cognitivo-conductuales, lo dice sin ambages:
En la escala que puntúa la actividad global, asigna entre 91 y 100 puntos a los que reúnan el siguiente criterio:
Actividad satisfactoria en una amplia gama de actividades, nunca parece superado por los problemas de su vida, es valorado por los demás a causa de sus abundantes cualidades positivas. Sin síntomas.
El sentido del texto supone una persona perfecta, sin falla, aunque la falla aparece en la letra del texto cuando dice que la persona nunca parece superada por los problemas de su vida. O sea, que el imperativo del manual es la apariencia de perfección, no la perfección. El texto del manual acepta que la cultura tiene falla pero el sujeto debe simular que no la tiene. Se debe sacrificar los goces singulares y el deseo a fin de sostener una cultura que parezca no estar habitada, como toda cultura, por el malestar.
Esto es coherente con el criterio “objetivo” propuesto por el manual para ubicar los “trastornos”: el margen de apartamiento que tengan respecto de lo esperable en la cultura a la que pertenece el sujeto.
El manual verifica los dichos del doctor Polak. El ejercicio de la democracia liberal-capitalista, garantista de los derechos individuales es directamente proporcional al disciplinamiento de la sociedad. Dicha disciplina como lo afirma Polak no está implantada desde la cúpula del poder hacia las bases, sino que se sostienen gracias a que circula en múltiples direcciones y sentidos, sostenida por la mayoría de la población y transmitida a los niños al menos desde que ingresan a la escuela.
Retomando la matanza en la universidad de Virginia, quisiera subrayar algunas cuestiones: el autor era surcoreano, es decir, de una cultura extranjera y de un país que se dividió después de una intervención militar estadounidense que duró tres años. Una cultura ajena agredida militarmente por EE.UU.
A los autores de la matanza de Columbine se los acusó entre otras cosas de nazis, porque solían ver documentales sobre la Alemania nazi. Aparece aquí también la referencia a una cultura ajena que estuvo en guerra con los EE.UU.
A partir de estos datos podemos establecer que en ambos hechos se presentan significantes extraños a la cultura estadounidense, que para el sentido común, deudor del registro imaginario, se presentan como totalmente opuestos (totalitarismo nazi vs. libertad democrática y oriente vs. occidente). Agrego como dato interesante que la familia de Cho Seung-Hui aparece en los medios descripta como muy tranquila y muy trabajadora (perfectamente adaptada) y él solía firmar con un signo de interrogación, tal vez en un tímido intento de interrogar esa compacidad cultural en la que estando inmerso se sentía tan ajeno, un puro enigma, incapaz de darle algún sentido a sus existencia.
Arriesgo entonces la hipótesis de que los jóvenes asesinos suelen ser psicóticos más o menos compensados hasta el momento del brote. Esto los convierte en los eslabones más frágiles de la cadena social por lo que suelen tener serias dificultades para sostener el lazo social con sus pares. Lo que no logran es dejar de sentirse absolutamente extraños a la cultura en la que viven inmersos, lo que ponen de manifiesto identificándose a significantes de otras culturas (no se trata de una cuestión ideológica). La repetición de las matanzas en las instituciones paradigmáticas de la cultura estadounidense da a pensar que estos sujetos psicóticos, por eso mismo mucho más sensibles que otros a lo que sucede a su alrededor, reaccionan intentando agujerear realmente[1] a la cultura que se les aparece como absolutamente consistente, como lo propone el ideal social allí existente. Matar a los hijos dilectos de la cultura puede ser un intento de dejar al gran Otro en falta.
Un detalle a tener en cuenta y que involucra a otro de los elementos de máxima importancia en la cultura actual (los mass-media) es el hecho de que el joven coreano se preocupó minuciosamente por filmarse y hacerle llegar las película a la televisión. Se estaba dirigiendo allí a uno de los principales representantes del gran Otro. El sabía que a la televisión podía hacerla gozar con un reality violento. Matando y suicidándose podía hacer gozar al gran Otro con sus restos. “Soy una mierda” fue una de las cosas que dijo en sus filmaciones. Haciendo y haciéndose mierda logró inscribir su marca en la inconsistencia del Otro. Sus imágenes y palabras fueron reflejadas por los medios más importantes a todo el mundo hasta lograr hacerle decir al presidente de la mayor potencia del mundo que en su país, como en todos, la cultura es fallida, que las escuelas no son lo que deberían. Un país que sostiene la paz interior exportando la violencia a todos los rincones del planeta, que sostiene la compacidad cultural atacando a las culturas extrañas, recibe de estos pequeños marginales sobreadaptados el retorno en lo real de lo que fue expulsado en lo simbólico.
[1] Ver: www.televerdades.com
[1] En referencia al registro de lo real como lo propone Jacques Lacan. Al no contar con el significante del nombre del padre que les permitiría hacerlo metafórica y/o metonímicamente.
" Un service de lucse "
Psyche Navegante Nº 71 – www.psyche-navegante.com
Área: Cultura
Sección: Dossier “Lo atamo con alambre”
Título: "Un service de lucse”
Autor: Alejandro Mateo
Tema: Decisiones y soluciones en un baño centenario…
Después de seis meses de estar sin tapa en el depósito del inodoro. Después de seis meses de accionar el alambre del flotador cada vez que iba al baño, me decido.
Llamo y arreglo un encuentro. Me aseguro que el presupuesto sea sin cargo.
Y el llega.
- ¿El plomero?- pregunto
- El técnico- me aclara rápido por el portero eléctrico.
Siempre me olvido que acá hay que llamar a las cosas por su nombre. A los porteros, encargados; a los peluqueros, estilistas; a la ensalada de lechuga y radicheta, ensalada de verdes, a los pobres, indigentes; y al vinagre de vino aceto balsámico!
Bajo a abrirle después de esperarlo una hora y media.
Sucede así. Ellos te dan un horario. Por lo general una hora de esas que te obligan a madrugar, a ponerte encima cualquier cosa y a desayunar en tiempo record
El tipo. Edad mediana. Bronceado. Anteojos de sol. Equipo deportivo Niké. Celular a la cintura.
Yo con mi bermuda de jean viejo cortado, mis ojotas y mi remera desteñida parezco un cartonero. Perdón, un cuentapropista con problemas de inserción laboral.
Abro.
Noto que el perfume (el de él, claro) es el último de Kenzo.
- Espera que estaciono bien y bajo el maletín.
Estaciona la 4 x 4 y viene con la caja de herramientas, perdón, el maletín.
- Buen día
- …en día
- Un piquete. El Centro es un desastre. Este país es deprimente.- Se supone que debo tomar esto como una disculpa por su tardanza. Creo. O quizá sea solo un pantallazo informativo del día para mí que no salí afuera todavía.
- ¿por escalera?- pregunta
- Sí, segundo piso
- Es bueno para hacer ejercicio- comenta. No se si planteándome el beneficio de vivir en un departamento sin ascensor o un comentario irónico por la falta de él.
- Adelante.
- Toma, te doy mi data para que la guardes- mágicamente saca de algún bolsillo de su campera una tarjeta y me la da.
Papel ilustración. Buen diseño.
Leo.
Efectivamente. SUPERVISOR TECNICO EN INSTALACIONES EDILICIAS.
Numero de celular. Dirección de correo electrónico.
- ¿Donde tenés el inconveniente?- Inconveniente. No, problema.
Lo llevo al lugar siniestrado. Mi baño.
Se asoma al agujero del depósito. Mira a derecha, a izquierda. Tres minutos de estudio de campo.
Suena su celular. Atiende.
- O. K., man. A las 18 en el club- dice y cuelga.
- El tema acá es el modelo. Este es arqueológico. Hace mil años que se dejó de usar. Yo te diría que no vale la pena ni arreglarlo. Lo ideal es cambiar todo. Romper y…- Escucho la palabra romper y comienzo a transpirar.
- …Romper y toda la instalación al día. De paso remodelás el baño porque estos mosaicos y estas cerámicas ya no las encontrás en ningún lado
- Ah- Voy sumando. A la falta de ascensor le tengo que agregar mi torpeza por no haber refaccionado cuando compré este departamento años 50.
- ¿Entonces? Pregunto minusválido.
- Te paso un presupuesto. Estudialo y cualquier cosa llamame al celular o respondeme vía mail. ¿Tenés Internet, no?-
¿Por qué sonríe? Pienso
Saca un formulario. Hace juego con el diseño de la tarjeta personal. Qué detalle.
Empieza a hacer cruces en los casilleros de la izquierda y a poner los montos de cada cosa. La cantidad de ceros va en aumento.
- Tomá. Fijáte y nos comunicamos. ¿Tenés que bajar a abrir, no?
Bajo y lo despido.
- ¿De acá a Palermo Soho como salgo, tenés idea?- es lo último que me dice.
Subo y me relajo. Vuelvo a mi baño centenario y trato de rebuscármelas, perdón, de encontrar una solución alternativa.
Busco en la caja de herramientas, perdón, en el maletín.
Con un pedacito de alambre y poniéndole unas tuercas de peso al flotador la cosa parece que camina. Pongo la tapa. Pruebo.
Al otro día llamo al técnico. Bajo a un locutorio porque tengo línea control y no me admite llamadas a celulares.
- Mirá por ahora me arreglo, pero el mes que viene te llamo y arreglamos- miento.
- O.K. Todo bien. Llamá y te mando el staff de operarios.
Mientras vuelvo a casa me acuerdo de mi abuelo Gallego que arreglaba todo con tres clavos, un “cachito” de cable, unos golpes y un buen par de puteadas.
Área: Cultura
Sección: Dossier “Lo atamo con alambre”
Título: "Un service de lucse”
Autor: Alejandro Mateo
Tema: Decisiones y soluciones en un baño centenario…
Después de seis meses de estar sin tapa en el depósito del inodoro. Después de seis meses de accionar el alambre del flotador cada vez que iba al baño, me decido.
Llamo y arreglo un encuentro. Me aseguro que el presupuesto sea sin cargo.
Y el llega.
- ¿El plomero?- pregunto
- El técnico- me aclara rápido por el portero eléctrico.
Siempre me olvido que acá hay que llamar a las cosas por su nombre. A los porteros, encargados; a los peluqueros, estilistas; a la ensalada de lechuga y radicheta, ensalada de verdes, a los pobres, indigentes; y al vinagre de vino aceto balsámico!
Bajo a abrirle después de esperarlo una hora y media.
Sucede así. Ellos te dan un horario. Por lo general una hora de esas que te obligan a madrugar, a ponerte encima cualquier cosa y a desayunar en tiempo record
El tipo. Edad mediana. Bronceado. Anteojos de sol. Equipo deportivo Niké. Celular a la cintura.
Yo con mi bermuda de jean viejo cortado, mis ojotas y mi remera desteñida parezco un cartonero. Perdón, un cuentapropista con problemas de inserción laboral.
Abro.
Noto que el perfume (el de él, claro) es el último de Kenzo.
- Espera que estaciono bien y bajo el maletín.
Estaciona la 4 x 4 y viene con la caja de herramientas, perdón, el maletín.
- Buen día
- …en día
- Un piquete. El Centro es un desastre. Este país es deprimente.- Se supone que debo tomar esto como una disculpa por su tardanza. Creo. O quizá sea solo un pantallazo informativo del día para mí que no salí afuera todavía.
- ¿por escalera?- pregunta
- Sí, segundo piso
- Es bueno para hacer ejercicio- comenta. No se si planteándome el beneficio de vivir en un departamento sin ascensor o un comentario irónico por la falta de él.
- Adelante.
- Toma, te doy mi data para que la guardes- mágicamente saca de algún bolsillo de su campera una tarjeta y me la da.
Papel ilustración. Buen diseño.
Leo.
Efectivamente. SUPERVISOR TECNICO EN INSTALACIONES EDILICIAS.
Numero de celular. Dirección de correo electrónico.
- ¿Donde tenés el inconveniente?- Inconveniente. No, problema.
Lo llevo al lugar siniestrado. Mi baño.
Se asoma al agujero del depósito. Mira a derecha, a izquierda. Tres minutos de estudio de campo.
Suena su celular. Atiende.
- O. K., man. A las 18 en el club- dice y cuelga.
- El tema acá es el modelo. Este es arqueológico. Hace mil años que se dejó de usar. Yo te diría que no vale la pena ni arreglarlo. Lo ideal es cambiar todo. Romper y…- Escucho la palabra romper y comienzo a transpirar.
- …Romper y toda la instalación al día. De paso remodelás el baño porque estos mosaicos y estas cerámicas ya no las encontrás en ningún lado
- Ah- Voy sumando. A la falta de ascensor le tengo que agregar mi torpeza por no haber refaccionado cuando compré este departamento años 50.
- ¿Entonces? Pregunto minusválido.
- Te paso un presupuesto. Estudialo y cualquier cosa llamame al celular o respondeme vía mail. ¿Tenés Internet, no?-
¿Por qué sonríe? Pienso
Saca un formulario. Hace juego con el diseño de la tarjeta personal. Qué detalle.
Empieza a hacer cruces en los casilleros de la izquierda y a poner los montos de cada cosa. La cantidad de ceros va en aumento.
- Tomá. Fijáte y nos comunicamos. ¿Tenés que bajar a abrir, no?
Bajo y lo despido.
- ¿De acá a Palermo Soho como salgo, tenés idea?- es lo último que me dice.
Subo y me relajo. Vuelvo a mi baño centenario y trato de rebuscármelas, perdón, de encontrar una solución alternativa.
Busco en la caja de herramientas, perdón, en el maletín.
Con un pedacito de alambre y poniéndole unas tuercas de peso al flotador la cosa parece que camina. Pongo la tapa. Pruebo.
Al otro día llamo al técnico. Bajo a un locutorio porque tengo línea control y no me admite llamadas a celulares.
- Mirá por ahora me arreglo, pero el mes que viene te llamo y arreglamos- miento.
- O.K. Todo bien. Llamá y te mando el staff de operarios.
Mientras vuelvo a casa me acuerdo de mi abuelo Gallego que arreglaba todo con tres clavos, un “cachito” de cable, unos golpes y un buen par de puteadas.
biava07
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